La verdadera ascensión

No es el corazón humano quien orienta nuestros pasos en la ascensión, es el Ajustador dentro de nosotros. Ascender no consiste en "elevar la vibración para ganar en comprensión". La humanidad asciende individualmente, no asciende en conjunto.

Dijo el Maestro: “La unidad humana y la fraternidad de los mortales sólo se pueden conseguir por medio, y a través de, la dotación superior de la religión del espíritu. Las mentes de las razas pueden ser diferentes, pero toda la humanidad está habitada por el mismo espíritu divino y eterno. La esperanza de la fraternidad humana sólo se puede realizar cuando, y a medida que, LA RELIGIÓN UNIFICANTE Y ENNOBLECEDORA DEL ESPÍRITU —LA RELIGIÓN DE LA EXPERIENCIA ESPIRITUAL PERSONAL— IMPREGNE Y ECLIPSE A LAS RELIGIONES DE AUTORIDAD MENTALES Y DIVERGENTES.”

Ése es el camino para el avance de la humanidad.

El hombre no puede ascender si Dios personalmente no lo asciende, por la vinculación con el Espíritu residente en el hombre, cuando éste acepta la guía del Espíritu. No hay nada exterior que ascienda al hombre. Dijo Jesús que nosotros somos transformados por el Espíritu de la Verdad, es de ese modo que se fortalece nuestra alma, mediante la constante renovación espiritual de la mente.

Ascender significa elevar nuestro nivel de espiritualidad, elevando asimismo nuestro discernimiento espiritual, apropiándonos las cualidades de la divinidad, ascender es crecer en la gracia y en el conocimiento de la verdad divina, haciendo cada vez más la voluntad de Dios.

Ascender es trascender los placeres de la inmadurez humana, mediante el esfuerzo personal en comunión con el Padre, dentro de nosotros. Ascender es conocer a Dios, hacer su voluntad, es ennoblecer el alma.

Ascender es manifestar los frutos del espíritu de Dios, es reconocer que Dios es nuestro Padre y que todos los hombres son nuestros hermanos. Ascender es establecer una alianza estable y definitiva con el Espíritu interior.